Deja que tus sueños, sean aun más grandes que tus miedos y tus actos , más fuertes que tus palabras ~
martes, 6 de diciembre de 2011
el miedo a perderlo para siempre se apodera de ti, cuando en realidad no tienes tan claro, la decision aquella que tomaste, por que todo sigue ahí, tan presente como el primer día,y no importa todo lo que hayas podido sufrir, por que con solo oir que “vuelve”, tu mundo cambia por completo, da un giro de 180 ºC, por que nadie tiene lo que él, por que a su lado no existe lo malo de la vida, por que con solo hacerte una caricia, te calma…
Y entonces te preguntas, ¿Qué debo hacer?, ¿Razón o corazón?, y no sabes… siempre has sido de guiarte por el corazón, y no importó que saliese mal, pero esta vez… todo es distinto, sería pasar por encima a esa decisión que tomaste, esa que tanto te costó llevar a cabo… y ahora sin más, ¿saltartela?... la razón, te dice que no es lo más correcto, que si la tomaste, fue por algo, y que lo mejor será seguir hacia adelante con ella, sin importar si “vuelve” o no, pero el corazón, en cambio… él, tan pasinal como siempre, tan de él, dice todo lo contraría, que si lo sientes por que no hacerlo, por que no volverte a lanzar, pero lo que el corazón realmente no sabe, es que puedes volver a sufrir innecesariamente, que todo lo que has logrado hasta el día de hoy, vuelva a caer contra el suelo, hecho mil pedazos… que la sonrisa, que poco a poco va volviendo a salir, se vuelva a convertir en lágrimas…
Y, ahí, después de eso… es cuando llega alguien, y te pregunta: ¿En realidad, no querías olvidarle?, ¿no era eso lo que querías?, y tu cuerpo se llena de rabía, tu rostro de lagrimas, por que en realidad tiene toda la razón, sí, eso es lo que quería, te dices a ti misma… pero, ¿y lo que quiero ahora?, ¿qué es lo que quiero?... te lo preguntas una y mil veces, intentando siempre mirar por ti, y llegas a la conclusión, que esa persona que te hizo la pregunta maravillosa de: ¿En realidad, no querías olvidarle?, tiene toda la respuesta… y es así, sí quiero olvidarle, y lo haré… y no importa que “vuelva”, por que yo sé lo que quiero y lo que no, y él, me volverá hacer daño, y eso es lo que no quiero…
Después de tantas cosas pasadas, de tantos momentos, de tantos besos, abrazos, miradas, caricias, decides hacer caso a la razón, y continuar con tu vida, sin él en tu corazón.
*
Tranquilo, que aunque quiera sacarte de mi vida, no será un adios para siempre.
Y entonces te preguntas, ¿Qué debo hacer?, ¿Razón o corazón?, y no sabes… siempre has sido de guiarte por el corazón, y no importó que saliese mal, pero esta vez… todo es distinto, sería pasar por encima a esa decisión que tomaste, esa que tanto te costó llevar a cabo… y ahora sin más, ¿saltartela?... la razón, te dice que no es lo más correcto, que si la tomaste, fue por algo, y que lo mejor será seguir hacia adelante con ella, sin importar si “vuelve” o no, pero el corazón, en cambio… él, tan pasinal como siempre, tan de él, dice todo lo contraría, que si lo sientes por que no hacerlo, por que no volverte a lanzar, pero lo que el corazón realmente no sabe, es que puedes volver a sufrir innecesariamente, que todo lo que has logrado hasta el día de hoy, vuelva a caer contra el suelo, hecho mil pedazos… que la sonrisa, que poco a poco va volviendo a salir, se vuelva a convertir en lágrimas…
Y, ahí, después de eso… es cuando llega alguien, y te pregunta: ¿En realidad, no querías olvidarle?, ¿no era eso lo que querías?, y tu cuerpo se llena de rabía, tu rostro de lagrimas, por que en realidad tiene toda la razón, sí, eso es lo que quería, te dices a ti misma… pero, ¿y lo que quiero ahora?, ¿qué es lo que quiero?... te lo preguntas una y mil veces, intentando siempre mirar por ti, y llegas a la conclusión, que esa persona que te hizo la pregunta maravillosa de: ¿En realidad, no querías olvidarle?, tiene toda la respuesta… y es así, sí quiero olvidarle, y lo haré… y no importa que “vuelva”, por que yo sé lo que quiero y lo que no, y él, me volverá hacer daño, y eso es lo que no quiero…
Después de tantas cosas pasadas, de tantos momentos, de tantos besos, abrazos, miradas, caricias, decides hacer caso a la razón, y continuar con tu vida, sin él en tu corazón.
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Tranquilo, que aunque quiera sacarte de mi vida, no será un adios para siempre.
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